María Corina Machado, la figura principal del movimiento opositor en Venezuela, fue detenida brevemente el jueves mientras abandonaba un mitin en Caracas. Este incidente ocurrió un día antes de que Nicolás Maduro tome posesión de su tercer mandato.
Un comunicado de la campaña de oposición indica que Machado fue ‘interceptada y derribada de la motocicleta en la que viajaba’ en medio de disparos. También se afirmó que ‘fue llevada a la fuerza’ y que durante su secuestro la hicieron grabar varios videos, aunque fue liberada poco después.
Edmundo González, líder opositor en el exilio y reconocido por Estados Unidos como presidente electo de Venezuela, dijo: ‘El hecho de que María Corina esté libre no minimiza lo que sucedió; fue secuestrada en condiciones de violencia’.
El ministro del Interior de Venezuela, Diosdado Cabello, en una entrevista televisada acusó a Machado de ‘mentir’ sobre la detención, afirmando: ‘Ese fue su plan, decir al mundo “fui capturada” para ver qué generaba’.
A pesar de la falta de claridad sobre las circunstancias de su breve detención, los acontecimientos del jueves han dejado a los venezolanos en un estado de tensión e incertidumbre ante la inauguración planificada de Maduro.
Machado, conocida como la ‘Dama de Hierro’ de Venezuela, emergió en público para liderar protestas contra el régimen autoritario de Maduro, donde miles de sus seguidores se reunieron en diversas ciudades del país y en el extranjero, gritando: ‘¡No tenemos miedo!’.
Su rápida liberación ha generado sospechas sobre posibles divisiones dentro de las fuerzas de seguridad de Maduro y los grupos armados pro-gobierno conocidos como ‘colectivos’.
Andrés Izarra, un exministro bajo el mandato de Hugo Chávez, expresó que los eventos revelan que el gobierno de Maduro está ‘dividido y errático’. ‘Al detener a Machado, incluso temporalmente, Maduro ha cruzado una línea roja enorme’, declaró Geoff Ramsey, investigador del Atlantic Council en Washington.
La breve detención de Machado y la ceremonia de investidura de Maduro se producen días antes de la toma de posesión del presidente Donald Trump, quien en su primer mandato aplicó una estrategia de ‘máxima presión’ sobre Caracas.
La administración de Biden, mientras tanto, estaba monitoreando los informes sobre la detención de Machado ‘muy de cerca’, según un representante del Consejo de Seguridad Nacional, condenando estos arrestos y la represión en curso.
Maduro, un autócrata que ha superado desafíos políticos durante más de una década en el poder, ha movilizado a sus fuerzas de seguridad para reprimir el desacuerdo antes de su investidura. Tras una represión de varios meses contra la oposición, permanecen más de 1,700 prisioneros políticos tras las rejas.
En medio de los puntos de control militares diseminados por la ciudad, miles de personas abarrotaron las calles de Caracas, ondeando banderas venezolanas y gritando ‘libertad’. ‘Toda la fuerza que hemos construido y que crece cada día nos prepara para finalizar esta fase final’, declaró Machado entre la multitud de manifestantes.
‘Lo que quieren es que la gente tenga miedo y no salga’, comentaba una manifestante de 69 años que asistió a la protesta. ‘Pero queremos poner fin a esta dictadura. Eso es, una dictadura’.
La situación actual en el país destaca la lucha continua entre el gobierno de Maduro y la oposición, mientras la comunidad internacional observa de cerca los acontecimientos y las condiciones de derechos humanos en Venezuela.

