JUICIO

Con su confesión, se cierra definitivamente un caso que dejó una profunda huella en la sociedad española.

José Bretón confiesa el asesinato de sus hijos 14 años después del trágico suceso
José Bretón durante una sesión del juicio. / EP

José Bretón, condenado por el asesinato de sus hijos Ruth y José, ha confesado por primera vez el crimen que conmocionó a España en 2011. Tras 14 años negándolo, el parricida ha reconocido los hechos en una serie de cartas enviadas al escritor Luisgé Martín, quien ha publicado su contenido en el libro El odio, próximo a ver la luz.

La confesión ha salido a la luz a través de una entrevista en El Confidencial, donde Bretón admite haber planeado y ejecutado el crimen sin motivación vengativa, sino por ‘impaciencia’ y ‘angustia’ ante la incertidumbre de su divorcio y el futuro de sus hijos.

El crimen de Las Quemadillas: una ejecución meticulosa

La sentencia que lo condenó a 40 años de prisión estableció que José Bretón asesinó a sus hijos en la finca de sus padres, en el polígono de Las Quemadas (Córdoba), el 8 de octubre de 2011.

Las nuevas revelaciones confirman que Bretón sedó a los niños con una mezcla de Orfidal y Motivan, disuelta en agua con azúcar, y luego calcinó sus cuerpos en una hoguera preparada con leña y gasóleo, con el propósito de hacerlos desaparecer.

‘Antes de poner los cuerpos en el fuego comprobé que no respiraban. No se enteraron de lo que iba a pasar. Confiaron en mí. No hubo miedo ni dolor’, asegura Bretón en su confesión.

Una confesión tardía: ‘Ojalá hubiera podido dar marcha atrás’

El parricida afirma que, al ver los cuerpos ardiendo, sintió arrepentimiento inmediato, pero ya no había vuelta atrás. ‘Allí mismo, al pie de la hoguera, me dije: ¡Pero qué has hecho! Ojalá hubiera podido dar marcha atrás’, escribe en una de sus cartas.

Bretón insiste en que no buscó información previa sobre cómo llevar a cabo el crimen, pero sí tenía claro que ‘sin cadáveres no habría delito’. ‘Eso está en cualquier novela policiaca. Solo tuve que comprar el gasóleo’, afirma.

El perfil de un asesino: manipulación y justificaciones

En su correspondencia con el escritor, Bretón intenta justificar su crimen alegando que no soportaba la idea de que sus hijos fueran criados por la familia de su exmujer, a la que consideraba ‘tóxica’.

‘No lo hice por venganza. Me atormentaba la incertidumbre de qué iba a ser de mis hijos. La separación me parecía lógica y aceptable, pero no podía soportar no saber qué iba a pasar con ellos’, explica.

Además, asegura que ha logrado ‘perdonarse a sí mismo’, aunque admite que su exmujer jamás podrá hacerlo. ‘Si hubiera sido al revés, si Ruth hubiera matado a nuestros hijos, yo la habría perdonado’, sostiene Bretón.

Un caso que marcó la historia criminal de España

El crimen de Las Quemadillas se convirtió en uno de los casos más mediáticos de la crónica negra española. Bretón mantuvo su coartada durante meses, fingiendo que sus hijos desaparecieron en el parque Cruz Conde, hasta que los análisis forenses confirmaron que los restos óseos hallados en la finca correspondían a dos niños de corta edad.

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